¡¡Sí!! Lo dice el título, como supongo que sabéis (o habréis
oído hablar), el único concierto que los Rolling Stones iban a celebrar en
España tendría lugar en Madrid, el miércoles 25 de Junio. Pues bien, ¡¡yo he
asistido!!
Fue una sorpresa jajaja, un regalo de mis padres, así que en
un principio íbamos a ir al tour por el Bernabeu (yo soy madridista hasta la
muerte!!) y después de muchos conflictos con la máquina de tickets (han puesto
unas nuevas en Madrid que DAN ASCO, a ver si ponen instrucciones porque no hay
quién las entienda), nos acercamos al estadio y empiezo a ver mareas de lenguas
por todas partes.
Jajajaja ya en la cola caí en la cuenta de que iba al
concierto, ¡la mejor sorpresa de mi vida! Un besito desde aquí para mis papis.
Pues bien, mi familia y yo (tenía a tíos dentro de la
sorpresa) nos sentamos en las gradas, comimos bocadillos, todo genial.
Primero tocó Leiva de telonero, elección perfecta, porque no
era ni de lejos ese rock duro que nos rompe los oídos y con el que acabamos
muertos. Un ritmo movidito pero a la vez suave, ideal para calentar ánimos
antes de sus satánicas majestades (un nombre que no me gusta mucho, la verdad).
¿Y quién no conoce “Mucho Mejor (Hace Calor)” de Los
Rodríguez? Tampoco faltó al principio, todo el Bernabeu saltó con la música y
en absoluto nos aburrimos.
Y empieza la espera. Leiva se retira entre aplausos y 54.000
personas empiezan a morirse de nervios esperando la llegada de los grandes
protagonistas.
Y entonces llegaron.
Solo hay una palabra para describirlo: Indescriptible.
Una cosa es verlo por la tele; pero verlo en vivo, con
música a tope y luces por todas partes, con 54.000 personas chillando y pegando
saltitos a tu alrededor, y con cuatro abuelotes (entre ellos suman más o menos
280 años) tocando y cantando como si fueran adolescentes… no hay palabras.
Con razón las entradas se acabaron en medio día, ¡increíble!
Y eso que yo no soy fan hasta la médula de los Rolling Stones (ese puesto es
para mi archiamado y admirado The Beatles), pero el entusiasmo se contagia.
En menos de un minuto yo saltaba y cantaba sus canciones
como una más.
Y Mick Jagger preocupante, evidentemente. Con 70 años el
hombre recorría el escenario cantando y corriendo como un jovenzuelo, daba
palmas y saltaba para animarnos, se quitaba la chaqueta y la hacía dar vueltas
por el aire, bailaba como si estuviera en una discoteca… Y yo medio muerta a
las dos horas con los brazos entumecidos de tanto agitarlos, ¡y Mick seguía
intacto! ¡Incluso baila mejor que yo L!
En fin, el concierto se merece Matrícula de Honor. Los
Rolling estuvieron a la altura y más aún, la emoción estuvo a flor de piel (un
señor de delante lloró al verles y después nos regaló una cerveza para celebrar
que estaba en el concierto) y se portaron de lujo.
Y Mick, agradecemos tus intentos de hablar español, fue
reconfortante y nos dimos unas risas (“Es una alegría estar akuí de nuevo.
Hola Madruid, ¡hola Espania!”). En fin, la intención es lo que cuenta, y
por tu buen humor te mereces un aplauso.
¿El único fallo? Ron Wood (uno de los guitarristas) fumándose un cigarrillo y haciendo malabares para compaginarlo con tocar la guitarra. En fin, el cigarro, en mi opinión, podía esperar, la imagen de este hombre cogiéndolo a toda prisa de su boca y apresurándose a tocar su parte resultaba un poco patética.
Y en cambio, a pesar de las críticas de algunos medios a la vestimenta no apropiada para ancianos de 70 años, en mi opinión, no estuvo mal. Quiero decir, ¡es rock! Ellos son libres y felices, si Mick se quiere poner una gorrita al final del concierto o una capa roja de plumaje en "Sympathy for the devil", ¡es problema suyo! Los Rolling Stones no serían lo mismo sin esas ropas tan llamativas.
¿El único fallo? Ron Wood (uno de los guitarristas) fumándose un cigarrillo y haciendo malabares para compaginarlo con tocar la guitarra. En fin, el cigarro, en mi opinión, podía esperar, la imagen de este hombre cogiéndolo a toda prisa de su boca y apresurándose a tocar su parte resultaba un poco patética.
Y en cambio, a pesar de las críticas de algunos medios a la vestimenta no apropiada para ancianos de 70 años, en mi opinión, no estuvo mal. Quiero decir, ¡es rock! Ellos son libres y felices, si Mick se quiere poner una gorrita al final del concierto o una capa roja de plumaje en "Sympathy for the devil", ¡es problema suyo! Los Rolling Stones no serían lo mismo sin esas ropas tan llamativas.
Por último, decir que en estos conciertos increíbles nos damos cuenta de quién es
un genio de la música y quién no, nos damos cuenta de quién vive para la música
y quién la utiliza como instrumento para conseguir dinero. No hay comparación
entre el concierto de ayer y el de Miley Cyrus, que cree que bailar con la
pobre boca de los Rolling en el culo y hacer movimientos provocativos mientras
se arrastra por el suelo, es música. Miley, querida, tienes una voz espectacular y podrías llegar muy lejos, pero el
talento no aumenta por vestir medio desnuda.
Si Mick Jagger dona su cuerpo a la ciencia al morir (si es
que muere), en él descubrirán el secreto de la inmortalidad. O quizás descubran
que existen las personas que nacen por y para la música, que su vida está por
completo entregada a ella, y que encima de un escenario se lo pasan genial y se
sienten jóvenes en la flor de la vida, aunque tengan 70 años y no estén
chupando un martillo gigante.