Bueno, y aquí viene mi primera crítica acerca de un libro, y
la novela en cuestión es “La princesa de hielo”, de la escritora sueca Camilla
Läckberg. Al ser un libro que, al parecer, había alcanzado un éxito fulgurante
tanto en Suecia como en el resto del mundo, puse muchas expectativas en él.
Según los críticos, Camilla Läckberg se había edificado como la nueva Aghata
Christie de la actualidad.
Interesante, ¿eh? Pues bien, lamento decir que me ha
decepcionado bastante. Quiero decir, me esperaba una novela con la mínima nota
de 9. Y sin embargo, después de mucho pensar, he decidido darle un 6’5. ¿Por
qué? Bueno, aunque tiene muchas cosas buenas, hay otras que hacen que baje
mucho la nota. ¿Cómo cuáles? Pues bien, ahí vienen los spoilers que lo van a
aclarar.
-Bien hecho:
-Que Erica y Patrik acaben juntos. Me refiero solo al hecho
de que acaben juntos, no a la forma y el transcurso de la relación, de la que
hablaré más tarde.
-El argumento es muy bueno, cómo empieza siendo un caso de
suicidio, luego un asesinato, después dos asesinatos, y por último un suicidio
y un asesinato.
-No me convence:
-Mellberg. ¡Dios, es un personaje que me pone de los
nervios! Siempre que se refieren a él, se nombra: a) su peluquín b) su
voluminosa barriga c) su preocupante obsesión con mirar los traseros de las
mujeres d) la chocolatina que se come en cada capítulo. Es cierto que sin él,
la comisaría resultaría un poco aburrida, pero aún así no lo acabo de tragar.
Es de esos personajes que no aportan nada a la trama y que están ahí para poner
una pizca de humor, ironía, o simplemente para entorpecer la acción del
protagonista.
-Crimen:
-El ritmo de la novela en sí es lento y aburrido. En
bastantes partes, al lector le dan ganas de saltarse párrafos enteros para aligerar
el ritmo. Si estamos hablando de asesinatos, se supone que tiene que haber suspense y
tensión, hacer que el lector esté pegado al libro sin poder despegar la vista
de él.
-La relación de Erica y Patrik. Es una relación a lo
Blancanieves o cualquier otra princesa Disney. ¿Y eso qué quiere decir? Pues
más o menos esto: Patrik ve a Erica, el gran amor de su infancia. En dos
segundos, recuperan la confianza de 25 años de alejamiento. Patrik cena con
Erica. Y en menos de una semana de haberse “conocido”,
ambos se encuentran en la cama enamorados locamente el uno del otro.
Bueno, se supone que debe de ser realista, y esto no lo es. Con dos semanas de
relación a sus espaldas, lo máximo a lo que deberían haber llegado sería un
beso. Así que, con esta perspectiva, después de un mes ya estarían viviendo felices y casados. Demasiado piruleta, incluso para mí.
-La psicología del personaje de Erica. Tiene un grave problema de bipolaridad. ¿Y eso cómo se comprende? Pues que esta
chica no se aclara con sus sentimientos. Pongámonos en su situación: entras en
la casa de tu mejor amiga de la infancia y te la encuentras muerta dentro de
una bañera. ¿Lo más normal? Pues no sé: chillar, desmayarse, irse
corriendo a pedir ayuda, o quedarse quieto en estado de shock sin poder moverse
del sitio. Pues tenemos a una mujer que se queda inspeccionando
el cadáver observando todos los detalles: “Anda mira, tiene el brazo inerte
colgando de la bañera, las piernas flexionadas… Oh, parece un ángel de hielo,
fíjate como su pelo rubio se extiende a su alrededor…” Vale, lo aceptamos.
Estamos ante una chica fría que esconde sus sentimientos y que está preparada para
presenciar espectáculos dantescos sin sentir nada. Guay, un personaje
interesante. Entonces, es normal que piense hacer un libro sobre el caso,
teniendo en cuenta su personalidad. Pero luego se siente culpable: “Porque
claro, que pensarán sus padres, además es una persona real y no
una ficticia con la que jugar, qué clase de monstruo soy para querer escribir
sobre esto…” Sí, genial, pero ¿¡no eras tú la que se quedó mirando como una
tonta el cadáver de tu antigua mejor amiga sin derramar ni una sola lágrima!? Y luego está el
hecho de que la idea de escribir un libro se le ocurre al día de morir su
amiga. ¿Comprensible? Para mí no. Incluso la persona menos emotiva del planeta
guarda luto durante un tiempo para despedir a un amigo. Y luego ya que haga lo que quiera. Si es una desconocida cualquiera, la reacción de Erica es comprensible, pero
estamos hablando de la chica con la que estuvo doce años de su vida. Menuda relación más superficial tenían viendo el resultado…
-Vamos a ver, señores Karl-Erik y Birgit (padres de la
víctima, Alex). Que quede bien claro: EL SUICIDIO NO ES UN ACTO DE VALENTÍA. En el libro, se niegan a que Alex se haya suicidado, y entonces...:
“¡Alex no se quitó la vida! La conozco mejor que nadie y
sé que jamás recurriría al suicidio. Jamás habría tenido el valor necesario
para hacer tal cosa… (Birgit)”
“Y luego, mi mujer tiene razón, Alex era frágil, no era
una persona valiente. Y, para quitarse la vida, es preciso tener cierto grado
de valentía, de la que ella carecía… (Karl-Erik).”
Solo tengo algo que decir a esto: NO ES VALENTÍA. No podemos saber lo que pasa por la mente de una persona que se encuentra en esa situación, por lo tanto, desconocemos las razones que les llevan a cometer tal acto. En mi opinión, decir que el suicidio es un acto de valentía es aventurarse en terreno espinoso al que es mejor abstenerse. Si yo hubiera sido ella, no habría puesto nada.
-Emotividad. No hay absolutamente nada. Con dos muertes en
la novela lo más normal sería que se narrara de la forma adecuada para que el
lector se echara a llorar. Pero no, Camilla Läckberg decidió que no
quería poner ni una pizca de emoción al argumento, y eso es lo que yo he echado
de menos.
-Mensaje:
Hay personas tan desequilibradas que arruinan su vida y la de la gente a la que ama, con tal de mantener una imagen pública perfecta.
-Mensaje:
Hay personas tan desequilibradas que arruinan su vida y la de la gente a la que ama, con tal de mantener una imagen pública perfecta.
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