miércoles, 6 de agosto de 2014

Crítica a "Yo soy Malala" (Malala Yousafzai con Christina Lamb)

Este es un libro que aunque me terminé hace ya más de un mes, he decidido hacer una crítica dedicada a él. Está escrito por esta famosa adolescente pakistaní, que en octubre de 2012, con tal solo quince años de edad, fue tiroteada en el autobús mientras volvía de su colegio, tan solo por defender su derecho a la educación.
Me apasiona esta historia, porque Malala (que por cierto, es la nominada más joven de la historia al Nobel de la Paz) logró recuperarse milagrosamente del ataque sufrido, a pesar de que uno de los disparos le penetró en la cabeza. Christina Lamb es una periodista que ayudó a Malala a escribir su historia.
Creo que en este libro no hace falta poner un resumen, porque el título lo dice todo. Es la historia de la vida de Malala: desde su infancia, pasando por la llegada de los talibanes hasta después de su intento de asesinato.
La nota que le doy es un muy merecido 9. El argumento es precioso y muy educativo, de estos que te hacen pensar durante largo y tendido después de terminar el libro.
Se lo recomiendo a todo el mundo. No solo aprendes hechos históricos, también es la visión esperanzadora en un mundo sumido en las tinieblas. Esta niña te da una gran lección moral que puede hacer que tu punto de vista cambie en muchos aspectos.
Ahora vamos con los spoilers, aunque no son muy spoilers ya que todo el mundo sabe lo que pasa al final.
-Bien hecho:
-El hecho de escribir tu historia después de haber recibido tres disparos en el autobús de tu colegio. Ya solo por eso merece la pena leerlo.
-El amor del padre hacia la hija, en un mundo donde la sociedad prefiere a los varones por encima de las mujeres, es lo más tierno y dulce del libro.
-El mapa del principio te ayuda a situarte en el entorno. Yo hasta el momento no tenía ni idea de dónde se encontraba el valle de Swat. Siendo sinceros, ni sabía que existía.
-La cronología de Pakistán al final del libro, ¡gracias a Dios! Si no llegan a poner esas fechas, no me habría enterado ni de la mitad de lo que hablaba. Menos mal que se dieron cuenta que no todo el mundo es experto en la historia de este país.
-Todo el argumento es precioso. Has de ser una piedra para leer el libro y no sentir que algo se remueve en tu interior. Malala se convirtió en una heroína para poder tener algo tan básico como la educación.
-Seguir luchando después del atentado, el ejemplo que da al contar su historia y a animarnos a nosotros a hacer lo mismo que ella. No paró después de todo lo que había hecho (que no era moco de pavo), sino que siguió ahí, denunciando la situación de su país y alzando de nuevo la voz contra las injusticias.
-La cantidad de mensajes que contiene. Es un cóctel de valores, enseñanzas muy útiles para la sociedad de hoy en día.
-Crimen:
-Esos pasajes donde hablaban de la historia de Pakistán, incluyendo fechas, acontecimientos y personajes importantes. Lo comprendo, ella adora a su país, lo mismo haría yo si escribiera sobre el mío, pero bufff... esas partes eran bastante aburridas y totalmente desconocidas para mí, por lo que no me sonaba nada de lo que hablaba. Lo único bueno es que, al terminar el libro, salí con una cultura aumentada.
-Mensaje:
Todo el libro es un mensaje principal: No tengas miedo a alzar tu voz contra aquellos que hacen daño.
Pero luego tiene un montón de mensajes secundarios, y es lo que de verdad me ha gustado de este libro: El amor lo puede todo, nadie es menor que nadie, el derecho universal a la educación…
Con este último contaré una anécdota que me sucedió: Poneros en mi situación. Acabáis de leer 350 páginas repletas de un deseo ardiente de aprender, de una lucha continua por ir al colegio, de una alegría infinita cuando se puede asistir a clases, y de un enfrentamiento cara a cara contra los talibanes. Total, que llego a casa después del colegio, y en mi mesa me esperan mis libros de texto abiertos de par en par. Me invadió una pereza horrible… y por un momento pensé: “Bueno, puedo postergar un rato el estudio. La verdad es que estudiar Biología no hace falta, puedo hacerlo mañana en vez de hoy…” Y entonces… PAM. Como un tortazo en la cara, me viene a la mente la imagen de unas adolescentes que fingen ser más pequeñas para poder ir al colegio. Y en concreto, la imagen de una chica que es tiroteada porque quiere aprender.

Mirad, después de esto, no hubo niña más aplicada aquella tarde en hacer sus deberes. Pensé: “¿Cómo tengo la cara de quejarme? Hay gente que moriría por hacer lo que yo estoy despreciando”.  

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