Al fin me he terminado este libro, el primero que me leo de
este genio de la literatura.

¿Nota? Agg, lo que me gustaría darle un 10, pero el 10 lo
tengo reservado para un libro que me estoy leyendo en este momento y que, sin
ninguna duda, supera a Miguel Strogoff. Por tanto, le doy un 9’7.
Sinceramente, me ha encantado. No me esperaba tanto de él,
pero me ha sorprendido gratamente; aunque fijándonos en su autor, no sé cómo
pude pensar que el libro iba a ser normalito.
A partir de aquí, vamos con los spoilers, así que, quién lo
vaya a leer (lo recomiendo a todo el mundo) que no vea nada más:
-Bien hecho:
-Miguel Strogoff!! En mi vida un protagonista me había
enamorado de esta manera (exceptuando a ESDLA). Valiente, honorable, fuerte,
regio, apuesto y con un sentido del deber envidiable, pero a la vez compasivo,
amable y atento. El zar dice de él que: “Es en verdad un hombre”. No puedo
estar más de acuerdo con él. Un personaje de 10.
-Nadia Fedor. La compañera de viaje (y futura esposa J)
de Miguel Strogoff es bella y joven, pero demuestra una valentía, fuerza y
agradecimiento increíbles. Me rendí a ella en la segunda parte del libro,
cuando Miguel Strogoff se queda ciego y Nadia le guía hacia Irkutsk.
-Los personajes secundarios: Marfa Strogoff (que nos pega un
susto de narices cuando parece que muere), Wasili Fedor (no entiendo cómo
pudieron desterrar a un hombre tan adorable), Nicolás Pigassoff (un personaje
absolutamente entrañable, me hiciste llorar hasta quedarme sin lágrimas), la
gitana Sangarra (por muy mal que me caiga tengo que admitir que es una villana
increíble)… Todos son perfectos.
-Iván Ogareff. Le aborrezco a más no poder, y cuando al fin
muere, casi grito de alegría. Y sin embargo, su caracterización como
antagonista no podía ser mejor. Traidor, miserable, un maestro del disfraz, sin
escrúpulos y con un odio enorme. Comparte lista de los malos perfectos con
Darth Vader y Voldemort.
-El final. Perfecto, sublime, una frase que te corta la respiración
y que nos deja con ganas de más libro.
-La boda de Nadia y Miguel Strogoff. Toda la novela
esperándolo, cuando llega no puede ser mejor. Adoro la declaración y el vínculo
que une a los enamorados: no podría mejorar más.
-Que Miguel Strogoff no estuviera ciego. La verdad es que me
dieron ganas de retroceder en el tiempo y zurrar a Julio Verne cuando vi que
quemaban los ojos al protagonista. Suprema genialidad eso de revelar al final
del libro que el correo del zar nunca dejó de ver, el final llegó a un punto en
el cuál era imposible añadir más alegría.
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Los corresponsales en mitad de una pelea |
-No me convence:
-Feofar-Khan parece más el perrito faldero de Iván Ogareff
que su superior. Menudo mando debe de tener, si cuando muere Ogareff se
derrumba progresivamente todo su ejército. Seamos sinceros, el villano real es
el traidor ruso, Feofar-Khan puede ser el líder de los tártaros, pero es más
inútil que un pegamento de barra intentando unir dos piezas de metal. No hace
nada excepto quedarse sentado y dictar la sentencia a Miguel Strogoff; me
hubiera gustado que tuviera un poquito más de protagonismo.
-Crimen:
-La muerte de Nicolás Pigassoff. ¿De verdad hacía falta? Muy
mal, Julio Verne, muy mal. ¿Cómo se te ocurre matar de una forma tan cruel a un
personaje tan adorable? Lloré como una enana al leerlo. Y lo de que Miguel y
Nadia lleguen en el último momento, solo con tiempo de oír sus últimas
palabras… Eso ya fue demasiado para mí. ¡Tendría que haber seguido viviendo! Y
encima matan también a su perro Serko, al cuál podría haber dejado en pie para
consolarnos un poco.
-Sangarra y su plan de “vamos a torturar a Marfa hasta que
nos suelte todo lo que sabe sobre su hijo”. ¿En serio? Me puso de los nervios.
Y su rollo de acosadora para con la pobre anciana solo agravó más mi aversión
hacia ella. Como mala lo borda, pero torturar a los lectores de ese modo…
-La escena de la humillación producida por Iván Ogareff a
Miguel Strogoff en Ichim. Vale, sé que era necesaria y todo eso, pero ver
reducido a nuestro hombre al modelo de cobarde, observar perplejos como es
despreciado por el encargado de postas, ponernos de los nervios al saber que
Miguel no puede responder a la provocación para no ser descubierto… Incluso la
decepción de los corresponsales me pareció indignante. Luego se arregla todo,
claro, con Miguel pegando un latigazo a la cara de Ogareff cuando ya no podía
perder nada. Aún así, esa escena fue una auténtica tortura.
-¿Cómo es que no ponen un solo mapa en este libro? Vamos a
ver, estamos hablando de un recorrido a través de un país como Rusia, con sus
pueblos llenos de “k”, “z”, “v” y demás sonidos guturales. Se hubiera
agradecido un pequeño mapa para guiarnos un poco. Nijni-Novgorod, Bialystok,
Kazán, Perm, Omsk, Tomsk, Krasnoiarsk… por no hablar de los ríos y lagos; hice
más viajes al mapa de mi cuarto que al baño en una semana. Lo que con su
presencia me salvó en “Yo soy Malala”, me ha condenado en “Miguel Strogoff” con
su desaparición.
-Mensaje:
a) El deber puede mover a un hombre a permanecer de pie
hasta no poder más.
b) En las situaciones más desalentadoras puedes hallar
amigos maravillosos que te ayudarán a llegar a tu destino.
c) No hay mayor recompensa que el orgullo de un trabajo bien
cumplido.
Me ha gustado mucho la entrada por que has hecho que de un libro que no me apeteciera leer me dieran unas ganas irresistibles de ir a la estantería para cogerlo desde el momento que termine. Enhorabuena! Deseando más entradas...
ResponderEliminarGracias Kaden. Me alegro de que te haya gustado, y te recomiendo de verdad que te lo leas, no te vas a arrepentir ;)
EliminarMuchas gracias por tu apoyo, sin personas como tú esto no sería posible. Igualmente recomiendo tu increíble blog (aunque estés empezando): www.lennmark.blogspot.com.es
No dejes de escribir :P Y gracias de nuevo.
Carlos Venegas - 28 de abril de 2017
ResponderEliminarTengo 68 años. Acabo de comenzar a leer Miguel Strogoff, creo que voy en la decima oportunidad que me ocupo en su lectura, es uno de mis favoritos de Julio Verne (tal vez ocupe el 1er. lugar), es una joya, cada vez que lo he leido me siento joven otra vez. Una verdadera maravilla. Concuerdo plenamente con las opiniones anteriores y me alegro que las nuevas generaciones sean amantes de la buena (y sana) literatura y de los clasicos escritores como Salgari, Dumas, Verne y otros genios de la literatura popular.